La imprevisibilidad de los riesgos globales en 2025 exige un monitoreo constante y colaboración para fortalecer la resiliencia de las cadenas de suministro, priorizando la predicción, visibilidad y agilidad. La ciberseguridad y las tensiones geopolíticas son desafíos clave que requieren respuestas rápidas y estrategias proactivas.