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Puertos, logística y poder: tendencias que marcarán el 2026

Fuente: PR Ports

El 2025 termina sin crisis sistémica, pero tampoco con la sensación de “normalidad” que muchos esperaban después de la pandemia. El comercio sigue creciendo, aunque más lento; las rutas marítimas se reconfiguran por tensiones geopolíticas y climáticas; y la región latinoamericana vuelve a moverse entre oportunidades concretas y viejos cuellos de botella.

Los principales organismos y consultoras (UNCTAD, Banco Mundial, CEPAL, OCDE, McKinsey, Drewry, CAF, entre otros) ya empezaron a trazar el mapa de lo que viene. A partir de esos análisis, 2026 se perfila como un año clave para decidir qué tipo de cadenas logísticas y qué tipo de puertos queremos construir.

1. Un comercio global que resiste, pero entra en fase de desaceleración

Según la Review of Maritime Transport 2024 de UNCTAD, el comercio marítimo mundial creció 2,4% en 2023 y se espera un ritmo promedio similar (2,4% anual) entre 2025 y 2029. Pero el propio informe advierte que se trata de una recuperación “frágil”, amenazada por conflictos, disrupciones climáticas y la vulnerabilidad de los grandes chokepoints como Suez y Panamá. (UN Trade and Development (UNCTAD))

A esto se suma un giro fuerte en la política comercial de Estados Unidos en 2025, con aranceles generalizados que ya están repercutiendo en los flujos de contenedores y que la CEPAL describe como parte de una nueva era de “interdependencia armada”. (CEPAL)

En este contexto, hay tres señales a tener en cuenta de cara a 2026:

  • Resiliencia con freno de mano: el comercio global sigue expandiéndose, pero los organismos multilaterales proyectan una desaceleración del crecimiento en 2026, en buena medida por el impacto acumulado de aranceles, incertidumbre política y condiciones financieras aún restrictivas. (World Bank Blogs)
  • Mayor volatilidad: las decisiones puntuales (por ejemplo, un nuevo paquete de aranceles) se traducen rápidamente en cambios de rutas, desvíos, ajustes de capacidad y renegociaciones contractuales.
  • Más regionalización: lejos de una “desglobalización”, lo que se acelera es la reconfiguración de las cadenas: relocalización parcial, nearshoring/friendshoring y mayor peso de los corredores regionales.
2. El mar: exceso de capacidad, tarifas presionadas y nueva cartografía de riesgos

En el frente marítimo, los últimos reportes coinciden en una idea incómoda para las navieras y desafiante para los puertos:

  • Drewry espera para 2025 un descenso cercano al 1% en los volúmenes globales de contenedores, afectado por la caída de las importaciones de EE.UU. desde China por efecto de los nuevos aranceles. (clecat.org)
  • En paralelo, el índice mundial de fletes de Drewry ha caído a niveles mínimos desde 2024, con rutas clave como Shanghái–Los Ángeles acercándose al umbral de rentabilidad de las navieras, lo que abre la puerta a una posible guerra de tarifas y a más “blank sailings”. (Reuters)
  • La entrega de nueva capacidad continúa: se incorporan millones de TEU de flota más eficiente, pero en un entorno de demanda moderada, lo que agrava el desalineamiento oferta–demanda. (Lloyd’s List)

Al mismo tiempo, UNCTAD vuelve a subrayar la dependencia estructural de chokepoints como Suez y Panamá, cada vez más expuestos a conflictos armados, tensiones regionales y eventos climáticos extremos. (UN Trade and Development (UNCTAD))

¿Qué significa esto para 2026?

  • Un mercado con fletes volátiles, donde los puertos y operadores logísticos deberán manejar con cuidado sus contratos a largo plazo y sus estrategias de índice de referencia.
  • Mayor presión para mejorar la eficiencia portuaria y la confiabilidad: con márgenes ajustados, cada hora de estadía en puerto vuelve a ser crítica.
  • Necesidad de planificar rutas alternativas y capacidades de contingencia frente a cierres parciales, restricciones de calado o desvíos prolongados por razones geopolíticas o climáticas.
3. Tendencias estructurales que marcarán la agenda 2026

Más allá del ciclo, hay cuatro vectores estructurales que atraviesan todos los informes recientes:

a) Reconfiguración de las cadenas y “weaponized interdependence”

La CEPAL advierte que la combinación de nuevos aranceles, sanciones cruzadas y uso estratégico de la interdependencia comercial está redibujando los flujos. (CEPAL)

Para América Latina esto abre una doble ventana:

  • Oportunidad: mayor interés por diversificar proveedores y destinos, lo que puede fortalecer el rol de la región como plataforma exportadora y nodo logístico alternativo.
  • Riesgo: quedar atrapados entre bloques, sin una estrategia clara de inserción y con brechas logísticas que encarecen costos y restan resiliencia.

b) Transición verde: del discurso a las inversiones concretas

La agenda climática entra en fase de “operacionalización”:

  • China avanza a gran velocidad en la electrificación del transporte pesado: 22% de las nuevas ventas de camiones pesados ya son eléctricos y podrían alcanzar 60% en 2026, con impacto directo sobre la demanda mundial de diésel y GNL. (AP News)
  • CAF y otros bancos de desarrollo multiplican las líneas de crédito para infraestructura sostenible, incluyendo proyectos logísticos, portuarios y de movilidad urbana en la región. (El País)

Para los puertos y la logística, esto se traduce en:

  • Necesidad de acelerar inversiones en descarbonización: electrificación de equipos, cold ironing, combustibles alternativos, corredores verdes.
  • Presión regulatoria creciente (IMO, taxonomías verdes, finanzas sostenibles) que condiciona acceso a financiamiento y licencias sociales.

c) Digitalización y nueva ola de IA logística

El mercado de soluciones de IA en logística superó los 20.800 millones de dólares en 2025, con crecimientos cercanos al 45% anual desde 2020, según análisis recientes citados por McKinsey. (docshipper.com)

En 2026 veremos:

  • Más uso de IA para planificación de demanda, asignación dinámica de capacidad, optimización de rutas y mantenimiento predictivo.
  • Evolución de los Port Community Systems hacia plataformas más abiertas, “data-driven” y conectadas con otros eslabones de la cadena.
  • Aparición de “copilotos” de IA para tareas operativas y de back office (documentación, control de cumplimiento, atención al cliente B2B).

La brecha dejará de ser solo tecnológica: será una brecha de gobernanza del dato y talento.

d) Resiliencia integral: de la infraestructura dura a la gestión del riesgo

El Banco Mundial destaca la vulnerabilidad de América Latina frente a desastres naturales y subraya la necesidad de pasar de la respuesta reactiva a la gestión integral del riesgo en infraestructura y logística. (World Bank)

Para 2026, hablar de resiliencia portuaria y logística significará:

  • Incorporar análisis de riesgo climático, sísmico e hídrico en el diseño y operación de corredores logísticos y terminales.
  • Desarrollar protocolos integrados público–privados para continuidad operativa ante disrupciones.
  • Combinar seguros, instrumentos financieros y soluciones basadas en la naturaleza para mitigar impactos.
4. América Latina: señales mixtas y una agenda portuaria que ya no es solo “obra civil”

Los análisis específicos para América Latina muestran un panorama matizado:

  • La CEPAL proyecta que, pese a los aranceles de EE.UU., el valor de las exportaciones de la región crecerá alrededor de 5% en 2025, impulsado por mayores volúmenes y precios ligeramente al alza. Pero advierte sobre una posible moderación del comercio en 2026 y recomienda diversificar socios y fortalecer la cooperación intrarregional. (Reuters)
  • Informes recientes recuerdan que la competitividad portuaria ya no depende solo de la infraestructura física: calidad de los servicios, eficiencia operativa, marcos regulatorios, conectividad marítimo–terrestre y capacidades digitales son hoy determinantes. (mundomaritimo.net)
  • Bancos de desarrollo como CAF y el BID siguen destinando miles de millones de dólares a proyectos de infraestructura, logística y movilidad, pero subrayan la necesidad de que estos proyectos estén alineados con objetivos de sostenibilidad, inclusión y resiliencia. (scioteca.caf.com)

En paralelo, el ranking de puertos de contenedores de la región confirma la consolidación de hubs como Santos, Manzanillo (México), Cartagena, Callao y los puertos panameños, que concentran gran parte del tráfico y de las inversiones recientes. (DatamarNews)

Para los países que no integran aún ese “top 5”, el desafío es claro: conectarse mejor a esos nodos, especializarse y ganar fiabilidad, más que competir solo por tamaño.

5. Diez claves para la agenda logística, marítima y portuaria de 2026

A partir de todos estos insumos, se pueden sintetizar diez prioridades estratégicas para decisores públicos y privados en la región:

  1. Planificar para un crecimiento bajo y volátil
    No dar por sentado un “boom” de volúmenes. Diseñar escenarios prudentes de demanda y stress tests financieros y operativos.
  2. Releer la inserción internacional país por país
    Analizar cómo impactan los nuevos aranceles y realineamientos geopolíticos en cada cadena específica (graneles, contenedores, energía, agroindustria, minería, automotriz).
  3. Pasar del discurso verde al CAPEX verde
    Definir hojas de ruta de descarbonización por puerto y por corredor, con proyectos priorizados y fuentes claras de financiamiento.
  4. Invertir en datos, no solo en fierros
    Port Community Systems robustos, trazabilidad end-to-end, interoperabilidad de plataformas y uso efectivo de analítica avanzada.
  5. Aprovechar la ola de IA, pero con gobernanza
    Incorporar IA donde genere valor (planificación, mantenimiento, comercio exterior), asegurando calidad de datos, ciberseguridad y capacitación del talento.
  6. Construir resiliencia ante chokepoints y desastres
    Mapear dependencias críticas (canales, estrechos, carreteras, pasos fronterizos) y diseñar planes de contingencia y redundancias razonables.
  7. Profundizar la integración regional
    Potenciar corredores bioceánicos, servicios feeder y acuerdos que faciliten la logística intrarregional, reduciendo tiempos y costos administrativos.
  8. Reformular la relación puerto–ciudad–territorio
    Los proyectos portuarios deberán incorporar desde el inicio componentes de diálogo comunitario, transparencia y beneficios compartidos, para asegurar licencia social y estabilidad política.
  9. Cuidar el capital humano y la diversidad
    La transición tecnológica y verde exigirá nuevas competencias y, al mismo tiempo, más políticas activas de formación, reconversión y promoción del liderazgo femenino y de nuevas generaciones en el sector.
  10. Tejer alianzas público–privadas inteligentes
    Ningún actor (autoridad portuaria, terminal, naviera, operador logístico, banco, gobierno local) puede abordar solo estos desafíos. El 2026 será un año para consolidar coaliciones estratégicas y agendas compartidas.
6. Mirando el horizonte: 2026 como año bisagra

Si algo dejan claro los estudios de UNCTAD, CEPAL, Banco Mundial, CAF, OCDE y las principales consultoras es que no vamos hacia una logística más simple, sino hacia una logística más compleja, politizada y tecnológicamente exigente.

Para América Latina, esto puede ser una amenaza —si seguimos llegando tarde— o una oportunidad histórica:

  • Amenaza, si la región no reduce su brecha de infraestructura, logística y capital humano.
  • Oportunidad, si logramos convertir puertos y corredores logísticos en plataformas de desarrollo, integración y resiliencia, alineadas con la transición verde y digital.

2026 nos encontrará, una vez más, en medio de ese cruce de caminos. La diferencia no la marcarán solo los shocks externos, sino la capacidad que tengamos desde hoy para anticipar, planificar y construir alianzas a la altura de los desafíos.

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